Hay música que con el paso de los años vamos dejando de escuchar. Canciones que nos fascinaron acaban destinadas a las catacumbas del olvido y posiblemente nunca vuelvan a ver la luz. Existen contadas excepciones (al menos en mi caso), artistas que nos siguen acompañando década tras década y consiguen provocarnos ese pequeño escalofrió interior en cuanto suena la primera nota. Eso mismo me sucede con ella, todavía se mantiene ahí con la sencillez de su voz y su guitarra, dan igual las modas y sus modismos, ella es auténtica. Aquí va uno de sus maravillosos temas, al parecer la dedicatoria de su letra era para el que fuera su novio, un tal Bob Dylan…
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